lunes, 21 de febrero de 2011

Escultora de rostros-ELESPECTADOR.COM

Por: Mariana Suárez Rueda
3 Jul 2010

‘Nubes de Abril’, la novela de Alexandra Mora

La experiencia de más de 20 años como cirujana plástica facial se condensa en un libro que mezcla la ficción con fragmentos de dramáticas historias de sus pacientes.

Durante su vida Alexandra Mora ha visto rostros de diferentes tamaños, formas y colores. Cuando pequeña observaba con curiosidad aquellos que tallaba su padre en madera y los que a veces esculpía su madre, una artista plástica consagrada. Luego, al ingresar en el mundo de la cirugía plástica se encargó de perfeccionar con sus instrumentos quirúrgicos los de cientos de hombres y mujeres que acudían a su consultorio con la esperanza de convertirse en personas más atractivas, deseables y bellas.
Muchos de estos pacientes estaban obsesionados por hacer desaparecer los defectos que los atormentaban desde niños y que con la edad se fueron acentuando. Una nariz grande y aguileña, las orejas paradas, el mentón demasiado largo o los párpados muy caídos. Pero además, algunos querían renovarse por medio de la cirugía plástica, sentir que cambiaban dejando atrás experiencias dolorosas relacionadas con sus parejas, padres, hijos y amigos.
El consultorio de la doctora Mora se convirtió, entonces, en el espacio perfecto para realizar una catarsis y dejar escapar del alma aquellos demonios que alteraban su tranquilidad. En la memoria de esta otorrinolaringóloga de la Universidad del Rosario, especializada en cirugía plástica facial en la American Academy of Facial Plastic and Reconstructive Surgery, se fueron almacenando estas historias, en su mayoría dramáticas e intensas.
Aunque Mora es una apasionada de su profesión, cada día atiende en promedio a 30 pacientes en su consultorio de Bogotá, “llevo la célula de la literatura y del arte que también tienen mis padres”. Escribir era su pasión secreta y desde muy joven lo hacía casi todos los días sin que nadie se percatara de ello. “Guardaba esas páginas para mí, temía mostrárselas a alguien”, recuerda con nostalgia. A medida que pasaba el tiempo su deseo por hacer una novela se hacía más fuerte y a mediados del año pasado un amigo cercano le dio ese empujón que le faltaba para convertir su anhelo en realidad.
Se programó para sentarse frente al computador y aprovechar el silencio de su casa de lunes a jueves de 10:00 de la noche a 2:00 de la mañana y los miércoles de 8:00 a 10:00 de la mañana. Si era disciplinada lograría cumplir con sus obligaciones como madre de dos hijos adolescentes y seguir con el frenético ritmo de pacientes que lleva desde los últimos 20 años.
“Fueron 12 semanas agotadoras, en las que me sumergí contando una historia real que se va convirtiendo en ficción y que utiliza recursos literarios muy novedosos como lo son los correos electrónicos y los mensajes de texto, a través de los cuales se desarrolla gran parte de la trama de una cirujana que le quita las máscaras a su gran amor y descubre que es un ser humano horrible, un vividor, un aprovechado”.
Imprimió y argolló su novela. Desprevenida la llevó personalmente a la Editorial Oveja Negra, porque era la que siempre había visto camino a su consultorio. No pensó que la llamarían por ser una cirujana plástica que sólo había publicado dos libros médicos y cerca de 200 artículos de medicina cosmética para revistas indexadas. Jamás algo literario.
A los ocho días la llamaron, en noviembre publicó su novela Nubes de Abril y hace poco, debido al éxito que tuvo en la Feria del Libro de Guadalajara y en las principales librerías del país, salió una segunda edición que también está disponible en la mayoría de países de Latinoamérica y que pronto será traducida al inglés. Sus padres supieron que había escrito una novela tan sólo un par de días antes del lanzamiento. “No sabía si lo que había hecho saldría a la luz, por eso preferí mantenerlo en reserva. Mis hijos fueron los que me acompañaron en este proceso”.
Secretos del bisturí
De tanto ver rostros, Alexandra Mora se ha vuelto bastante perfeccionista con el suyo. Sabe exactamente desde qué ángulo la cámara puede distorsionar sus facciones y hacer que en las fotos se le vean defectos que en realidad no tiene. Por eso es muy cuidadosa cuando posa ante algún lente, al igual que cada vez que uno de sus pacientes le pide que ‘esculpa’ su cara. Aunque Mora reconoce que hasta hace poco la cirugía plástica era un asunto casi que exclusivo del género femenino, asegura que ahora los hombres se preocupan cada vez más por su aspecto.
A su consultorio acuden sobre todo personas entre los 30 y 55 años que buscan prevenir y combatir los signos del envejecimiento. “Quieren disimular sus arrugas y manchas, arreglarse los cacheticos de perro, corregirse la nariz y el descolgamiento de sus mejillas y cuello”. Y Mora hace que se marchen satisfechos, que regresen al cabo de un tiempo para retocarse o que la recomienden con sus amigos y conocidos.
“El secreto, confiesa, está en que logro que se vean naturales. En lo posible trato de recurrir a técnicas no invasivas para evitar que sus rostros luzcan artificiales”. Con el tiempo esta médica bogotana, quien en 2007 fue condecorada por la Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica como una de las mejores del país, fue desarrollando una sensibilidad especial y se convirtió en la confidente de muchos de sus pacientes.
“Vienen buscando sentirse mejor con ellos mismos. Uno no lo percibe, pero el dolor te cambia la expresión. Luces ojeroso, con los labios hacia abajo y los surcos muy marcados. Yo me esforzaba porque salieran de aquí radiantes, con una apariencia más juvenil”. En muchos casos lo consiguió y en otros la cirugía no logró contentar al corazón.
Mora confiesa que le encantó el ejercicio de la escritura, sin embargo, sus manos están hechas para esculpir rostros, así que a pesar de que ya está en proceso de idear otra historia para un nuevo libro que nada tenga que ver con la medicina, jamás dejará su consultorio.

Mariana Suárez Rueda | Elespectador.com

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